viernes, marzo 14, 2008

Pésaj 2008

Sugeriremos y estimularemos la inclusión del siguiente texto en las Hagadot de Pésaj para que sea leído en el Séder de cada hogar y de cada institución.

Hablemos de la lucha por la libertad. Hablemos del gueto de Varsovia.

A comienzos de la segunda guerra, Varsovia era un centro judío de primera magnitud, famoso por sus academias talmúdicas, por su teatro idish, por sus centros culturales, por sus artistas y escritores. Pero entonces llegó la invasión nazi y con ella la fría y alevosa decisión de transformar la ciudad en una antesala del infierno. Casi medio millón de personas fueron confinadas en la minúscula superficie del gueto, cercado y aislado. El hambre, la falta de higiene, las enfermedades, comenzaron a cobrar sus víctimas. Pero a un ritmo que no satisfacía a los nazis: en julio de 1942 comenzaron las deportaciones hacia los campos de Treblinka, Auschwitz, Maidanek, Belsen. Fue entonces que las agrupaciones juveniles tomaron una determinación: resistir hasta el fin. Armas y municiones comenzaron a ser introducidas, de contrabando, al gueto. En la madrugada del 19 de abril de 1943 sonó un tiro en la calle Nalewki. Era la señal para dar comienzo a la rebelión que opondrían las 40 mil almas judías que aún quedaban en el gueto, luchadores hambrientos y mal armados, a la poderosa máquina de guerra nazi. Los combatientes resistieron durante semanas. El comandante del levantamiento, Mordejai Anilewicz y sus compañeros murieron luchando en el cuartel general de la calle Mila 18. Ninguno se rindió. No podemos hablar de libertad sin hablar del gueto de Varsovia. No podemos hablar de libertad mientras existan otros guetos en nuestro mundo.

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