lunes, mayo 12, 2008

Discurso Jose Moskovits - 12 mayo 2008

- Ilustres representantes del gobierno nacional, del Congreso de la Nación, de los gobiernos provinciales y de la Ciudad autónoma de Buenos Aires,

- Señores representantes del cuerpo diplomático,

- Señores representantes del poder judicial

- Señores representantes de los diferentes credos,

- Señores representantes de las Fuerzas Armadas,

- Señores representantes de Organismos No-Gubernamentales

- Abuelas de Plaza de Mayo, Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora

- Gran Rabino de la comunidad judía argentina

- Señores representantes de las instituciones judías,

Queridos hermanos y hermanas de la Shoá:

Sean todos bienvenidos!

Celebramos y recordamos hoy como todos los años, aquel 8 y 9 de mayo de 1945 cuando los Aliados vencieron al demonio nazi. Ese demonio que pretendía cambiar el curso de la civilización humana... Y fue gracias a los Aliados y al ejército rojo de la ex Unión Soviética que recuperamos nuestra libertad...Por eso estamos hoy aquí.

Quedaremos por siempre agradecidos a los ejércitos norteamericanos, británicos, rusos y franceses, a los ejércitos polacos de Lublin y de Anders, a los ejércitos de Canadá, Australia, Nueva Zelanda y Grecia, a las tropas de Brasil que lucharon en Montecatini, a los partisanos de Tito y también a la brigada judía de Palestina. Todos ellos lucharon por la dignidad humana.

También agradecemos a los Justos de la Humanidad que ayudaron anónimamente a salvar vidas. Hay aquí entre nosotros varias personas que tuvieron esa suerte y hoy festejan con nosotros.

Éramos tan pocos los sobrevivientes... Muy lentamente logramos salir del infierno vivido. Poco a poco volvimos a ponernos de pie. La pena era enorme, las pérdidas indescriptibles: Padres, hermanos, niños, familias enteras... Soñábamos con un mundo mejor, salvador, un mundo de reconocimiento...Hubiera sido lo merecido...

Pero nuestras expectativas se vieron frustradas:

No hubo aplausos ni premios por haber sobrevivido.

Sin embargo, nos empujaba un único deseo: vivir ...vivir... vivir...

Y el deseo de contar lo que fue la “Endlösung” o “solución final”

Como es de público conocimiento, después de la guerra, llegaban a todo el continente sudamericano especialmente a la Argentina nazis, “camuflados” con nombres falsos. Y eran recibidos con los brazos abiertos...

Según las diferentes publicaciones, pocos días antes de terminar la guerra vinieron unos cuantos submarinos alemanes de los cuales uno atracó en Villa Gesell con más de seiscientas cajas conteniendo joyas, oro, brillantes. Ni una de las joyas ni del oro robado volvió alguna vez a manos de sus dueños originales.

Lamentablemente ningún gobierno nacional investigó hasta hoy el destino de esas fortunas incalculables.

Otro ejemplo: Cuando Anton Pavelic, el famoso jefe de estado de Croacia llegó a nuestro país con alrededor de 7000 ex ustashas, funcionarios y sus familiares, el jefe de estado traía 200 kg de oro del Banco Central de Croacia ¿De dónde había surgido un Banco Central en Croacia con oro y joyas robadas a los judíos y serbios?

- También en este caso ningún gobierno nacional investigó el destino en nuestro país de esas fortunas incalculables

Un último ejemplo: Al finalizar la guerra, existía una comisión nacional autónoma que oficialmente dependía de Cancillería, que debía liquidar los “bienes del enemigo”. En el balance final figuraban sumas enormes de cientos de millones de marcos (incluyendo edificios, clubes, fábricas, bancos alemanes, etc). Ellos sabían que había una institución única de sobrevivientes de la persecución nazi...pero tampoco la tuvieron en cuenta...

A propósito: En el año 1969 recibí una carta de la Embajada Alemana en la cual me decían que ni ellos habían tenido conocimiento del destino y reparto de esas fortunas.

Quiero agregar a estos relatos, con dolor, que cuando Hitler se suicidó, quedó en su lugar y como sucesor para gobernar el Reich (apenas unos 10 días el “gran almirante Dönitz”). Es importante saber que a Dönitz NO SE LE OCURRIÓ, ¡¡¡NI SIQUIERA EN ESE MOMENTO!!! DAR LA ORDEN DE DETENER Y SUSPENDER LAS MATANZAS DE LOS JUDÍOS Y OTROS.

Pues bien: Nosotros pudimos rearmar nuestras vidas. No fue fácil: no recibimos ayuda, ni oficial ni de las instituciones judías de entonces. Supimos cambiar el rumbo de nuestras historias. Hoy tenemos hijos, nietos y bisnietos, ciudadanos plenos de esta nación. Es innegable que el pasado nos pesa..., se hace sentir, sobre todo porque ya tenemos una edad avanzada...

Quiero agradecer a todos los gobiernos y entidades que en distintos momentos nos han ayudado:

- especialmente al gobierno francés que hace un tiempo donó cientos de miles de dólares que fueron destinados a los sobrevivientes de nuestro país

-a las autoridades del ANSES, que por intermedio de Tzedaká lograron jubilaciones para más de 400 sobrevivientes en un tiempo record

- al gobierno alemán

- a Claims Conference y al Joint por su ayuda permanente.

Es nuestro deber en cada celebración recordar a nuestros queridos padres, abuelos, tíos, y hermanos, a los mártires y a los Justos de la Humanidad.

Y es nuestro deseo más profundo que las futuras generaciones se hagan cargo de recordar los hechos y transmitirlos. Deberán mantener alerta la conciencia ante las amenazas terroristas actuales.

Yo tengo además una necesidad moral de recordar aquí a mi familia y a la de mi esposa Halina:

Mi familia se conformaba de 7 personas: mis padres, otro varón, 3 hermanas mujeres, y yo, el hermano mayor.

En mayo de 1944 recibí la orden del ejército húngaro de presentarme en un campo de trabajo a 100km de mi pueblo. El primer tren salió a la madrugada temprano y mis padres no querían que despertara a mis hermanos. Los miré por última vez y los besé de lejos.

Mi padre que era creyente, puso sus manos sobre mi cabeza y me bendijo en hebreo con las palabras (.......) “Que D’s te bendiga y te cuide, te guíe y te dé paz”. Mi madre, me acompañó hasta la puerta del gueto y allí le di mi último beso. Mi madre, Frederika, de 45 años, mi hermano menor, Salomón de 10, mis hermanas mellizas de 4 fueron asesinadas el 21 de junio del 44 en Auschwitz y mi hermana Lili de 14 años, en la segunda mitad de noviembre de 1944. Mi padre Herman, murió a los 45 años en el campo de concentración de Buchenwald apenas un mes antes de la liberación.

Los padres de mi señora que era hija única, fueron asesinados a la edad de 40 años en Treblinka.

Amigos: Estamos en la sede madre de la comunidad judía de Argentina, el segundo de los blancos terroristas en Latinoamérica, después de la Embajada de Israel. Quiero reiterar que en este siglo XXI sigue habiendo negadores de la Shoá. No estemos distraídos: Lo repito como el año pasado: El principal líder de los negadores, el presidente de Irán declaró varias veces que el Estado de Israel sería borrado del mapa junto a todos los judíos sionistas del planeta.

No olvidemos que hace casi 70 años, un sargento loco incendió el mundo dejando 60 millones de muertos entre ellos a 6 millones de nuestro pueblo incluido un millón y medio de niños.

Hoy día, en la era atómica no vaya a ser que otro loco, irracional ocasione una nueva hecatombe mundial

A los señores representantes de los gobiernos aquí presentes les digo:

Estén alertas para que otra masacre no vuelva a ocurrir NUNCA MAS!

Muchas gracias!

José Moskovits

Presidente Honorario de la Asociación Israelita de Sobrevivientes de la Persecución Nazi en la Argentina (Sherit Hapleitá)

Vicepresidente de la Federación Mundial de Combatientes Judíos, Partisanos y Prisioneros de Campos

Presidente Honoraro de la Asociación de Veteranos de Guerra Judíos de los Ejércitos Polacos en Israel

Buenos Aires, 12.05.08, Auditorio AMIA

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