lunes, abril 28, 2008

Algunos pensamientos sobre el islamismo radical - Yehuda Bauer

Yad Vashem, como saben, está dedicado a la memoria, educación e investigación del genocidio de los judíos que llamamos Holocausto o Shoá, una palabra que significa “catástrofe”. La negación del Holocausto tal como fue propuesta por el “congreso” que acaba de tener lugar en Teherán, nos ha acompañado desde el Holocausto mismo, cuando, como sabemos por testimonios de sobrevivientes, los guardias de los campos de concentración solían decir a los prisioneros que aún en el improbable caso que sobrevivieran nadie les creería. El contexto de la negación ha sido, durante los últimos sesenta años, el deseo de justificar al régimen Nacional Socialista como opuesto a los regímenes democráticos en los que los negadores han vivido y viven. Para justificar al Nazismo, uno debía negar el genocidio. Pero, desde el juicio en Londres del mayor negador occidental, el inglés David Irving y su condena por la corte británica como mentiroso, racista y antisemita, la negación del Holocausto en países occidentales se ha transformado en un fenómeno marginal. No es así en muchos países musulmanes donde se ha vuelto parte y centro de la propaganda anti occidental y, principalmente, de la propaganda anti judía. Pero la negación del Holocausto en países musulmanes está impregnada del islamismo radical y se debe comprender ese contexto si uno quiere enfrentarse a la negación y a la nueva amenaza genocida propuesta por el régimen iraní.

Hay grandes diferencias entre el Nacional Socialismo, el Comunismo Soviético y el Islamismo Radical, pero hay también algunos paralelos importantes. Los tres son o han sido movimientos religiosos o cuasi-religiosos. Incuestionablemente, la fe cuasi-religiosa en la ideología nazi era central para la existencia y políticas del régimen y fue la ideología nazi el factor central que produjo el Holocausto; el marxismo-leninismo fue un dogma cuasi-religioso que todos debían compartir en el imperio estalinista. Lo mismo se aplica al islamismo radical. El islamismo radical no es el Islam. El Islam es una religión que puede y debería ser legítimamente interpretada como un credo universal de amor a la paz. El islamismo radical, por el contrario, es un desarrollo relativamente nuevo que radicaliza las interpretaciones aceptadas del Islam. Todas estas tres ideologías aspiran o han aspirado a un gobierno mundial en una utopía apocalíptica: los Nazis soñaron con el Reich de los mil años que, con la ayuda de sus aliados establecería el dominio mundial basado en la jerarquía de las razas, con los pueblos nórdicos y la raza aria en la parte superior y el resto más abajo. No habría más judíos porque estarían todos aniquilados. La historia habría terminado como tal y se establecería una utopía de paz y prosperidad. El sueño comunista sobre la dictadura mundial del proletariado que establecería una sociedad sin clases que terminaría los conflictos y contradicciones para siempre, lo que también terminaría la historia. El islamismo radical desea la dominación mundial de Dios por medio de clérigos islámicos, lo que eliminaría los sistemas de creencia “paganos” como el hinduismo, el budismo, el sintoísmo, etc; el cristianismo, zoroastrismo y lo que pudiera quedar de judaísmo serían religiones practicadas por descreídos bajo estricto control y gobierno musulmán. Ello establecería definitivamente una sociedad justa y constituiría el fin de la historia dado que nada puede sustituir al gobierno de Dios (Alá). Las tres son, en consecuencia, utopías religiosas. Todas las utopías matan. Las utopías universales, apocalípticas, matan radicalmente.

Las tres ideologías se desarrollaron más o menos al mismo tiempo en la primera parte del siglo 20. Hitler entró al mundo de la política en 1919; la revolución bolchevique sucedió en 1917; y el primer movimiento islámico radical, la Hermandad Musulmana, fue fundada por un maestro egipcio, Hassan el-Bana, en 1928.

El nacional socialismo y el comunismo arrasaron la democracia parlamentaria y la expresión libre de opiniones políticas, y querían eliminar o someter a todos los estados nacionales bajo su gobierno directo o indirecto dejándolos como cáscaras vacías que serían llenadas con el contenido nacional socialista o comunista. El islamismo radical ve a los sistemas parlamentarios como una blasfemia porque allí las personas deciden sus leyes: pero Dios ha decretado cómo los hombres (las mujeres no cuentan como criaturas políticas) debieran ser gobernados, a través de su palabra en el Qur’an, según las tradiciones del Profeta (Hadith), y según las leyes medievales de la Shariah, el código legal islámico. El islamismo radical desea abolir todos los estados nacionales, especialmente los árabes, y sustituirlos por estados islámicos que estarán unidos en un gobierno mundial islámico. Y los tres tomaron a los judíos como su inmediato o principal enemigo: los Nazis los asesinaron; los soviéticos planearon en 1952 la deportación de todos los judíos soviéticos a Siberia, con la intención obvia de que allí murieran. El mensaje genocida del islamismo radical hacia los judíos es claro y fuerte: “Deben saber que el objetivo de matar a los americanos y judíos en todas partes del mundo es uno de los mayores deberes y de las mejores acciones preferidas por Alá….hermanos… continuemos el camino de la Jihad, nuestros objetivos son los judíos y los americanos” (Osama Bin Laden en un mensaje del 11 de febrero de 2003). Es una repetición clara del lenguaje del nacional socialismo; y es absolutamente crucial dares cuenta que cuando las ideologías radicales expresan lo que creen los fanáticos, estos actuarán sus creencias tan pronto como puedan. El Sheikh Abd Al-Rahman Al-Sudayyis, el imán de la mezquita más importante del mundo musulmán, la mezquita Al-Haram de la Meca, declare en 2002: “Leed historia y comprenderán que los judíos de ayer son los padres malignos de los judíos de hoy, sus descendientes maléficos, infieles, tergiversadores de la palabra de Dios, adoradores de becerros, asesinos de profetas, negadores de profecías…la escoria de la raza humana a la que Alá maldijo y transformó en monos y cerdos”. Los predicadores por todas partes, aún en Bagdad durante el régimen secular de Saddam Hussein, citaron una tradición muy popular que dice que antes del Día del Juicio, los musulmanes pelearán con los judíos y los matarán. Dice la tradición, el hadith, que en su búsqueda de refugio los judíos se esconderán detrás de piedras y árboles, pero las piedras y los árboles gritarán, “Oh, musulmán, oh siervo de Dios, un judío está escondido detrás de mí. Ven y mátalo.” No se trata de un llamado a atacar a Israel, o una declaración respecto de Palestina. Esto es incitación al genocidio, y podría hacer pilas y pilas de citas de este tenor dado que fue difundido largamente durante los últimos tres o cuatro año. Nuestro problema es que la ideología del islamismo radical se cuela en el discurso principal islámico y los regímenes de muchos países musulmanes temen contradecir esta tendencia. Pero debiéramos recordar el artículo III de la Convención para la Prevención y Castigo del crimen de genocidio de las Naciones Unidas de 1948, ratificado en 1951, que dice que “la incitación directa y pública a cometer genocidio” es punible como crimen genocida..

Las enseñanzas principales de la Hermandad Musulmana se desarrollaron a lo largo del tiempo y fueron difundidas por todo el mundo. El ideólogo más importante fue Sayyid Qutb, un oficial egipcio que escribió en 1950 un panfleto contra los judíos al estilo de el Stuermer, que es la base de la propaganda anti judía actual. Sucedió, de paso, diecisiete años antes que Israel ocupara la Franja de Gaza y Cisjordania. Por ello me resulta ilusorio pensar que un acuerdo en el conflicto israeli-palestino desarmará automáticamente al islamismo radical. Sin embargo, no hay dudas de que el conflicto sirve como disparador de la ideología radical y anti-civilizacional, y que una negociación Israeli-palestina ayudaría a luchar en contra del islamismo radical aunque, como Bin Laden y otros repiten, el tema principal permanecería: vencer a las civilización occidental y a la civilización oriental asiática.

El antisemitismo radical islámico es una parte central de la ideología; pero este antisemitismo no surgió del islam. Es cierto que los judíos –y los cristianos – han sido y son discriminados en las sociedades islámicas, y que deben someterse a ser ciudadanos de segunda o tercera categoría. Solo los musulmanes son miembros a pleno de tales sociedades. Sin embargo, judíos y cristianos fueron, al menos históricamente, grupos cuya existencia física, cultural, religiosa y social estaba protegida y que tuvieron la posibilidad de auto gobierno interno. Esto no significa que los judíos no hubieran sido perseguidos en ciertos momentos o que no haya habido matanzas; pero eran raros comparados con las persecuciones a las que fueron sometidos los judíos en la Europa cristiana. El antisemitismo moderno islámico no surgió en el mundo islámico, fue introducido en él por los poderes coloniales europeos como parte del paquete cultural con el que dominaron al mundo musulmán. Se transformó en un factor central para moldear la posición anti-occidente de los insatisfechos intelectuales musulmanes. Estos intelectuales y en el despertar de sus elites gobernantes, se enfrentaron con el hecho de que ochocientos años atrás el Islam fue la civilización más avanzada de occidente mientras que la Europa Cristiana era una frontera bárbara. En en los siglos XIX y XX, la Europa Cristiana y América han conseguido una revolucionaria superioridad tecnológica que les ha permitido, en efecto, conquistar el mundo. Las sociedades musulmanas, con algunas excepciones, se transformaron en zonas postergadas gobernadas directa o indirectamente por extranjeros. Los musulmanes progresistas lo vieron como un desafío que debía ser encarado aprendiendo de occidente y adaptando sus conceptos a las tradiciones islámicas. Pero los islámicos radicales frustrados por la realidad que vivían, lo interpretaron de otro modo: estamos postergados y sujetos a la humillación de gobiernos y culturas extranjeros porque no hemos obedecido la palabra de Dios. Las enseñanzas de las religiones islámicas eran interpretadas por ellos de la manera más radical posible. Si, como dijeron y dicen hoy, obedecemos el deseo de Dios como ha sido manifestado en las sagradas escrituras islámicas y según han sido interpretados por los radicales, Dios nos garantizará la victoria sobre occidente y nos hará posible dominar al mundo. Occidente, dicen, está gobernado por los judíos – una réplica exacta de la propaganda nazi y soviética. Puede verse en la última carta del presidente iraní enviada al presidente de los Estados Unidos, donde acusa a los judíos de controlar todo lo que es valioso en US. Los judíos, y no solo Israel, el colectivo judíos, son la punta de lanza del imperialismo occidental y debe ser destruido. Por primera vez desde la 2° guerra mundial, los judíos, están, nuevamente, amenazados por un genocidio. Debemos recordar: la ideología radical islámica no es mera propaganda diseñada para alcanzar objetivos políticos; creen en lo que dicen y tienen toda la intención de actuar según sus creencias si tienen la oportunidad de hacerlo.

El sentimiento de frustración que determinó la perspectiva radical se opone también a las sociedades del este asiático que están peleando por el Liderazgo con los euro-americanos. Japón, China, Corea del Sur, Singapur y ahora India, son o están siendo líderes en las economías y sociedades de nuestro mundo. Los EEUU no son ya el único super poder. Y Malasia, Túnez y mañana Indonesia, son sociedades musulmanas que están a punto de competir con la dominación occidental. Pero el hecho de que partes del mundo musulmán está poniéndose al día no cambia al islamismo radical porque, como sabemos, la ideología persiste aún cuando las bases de las que emerge cambien. El peligro de esta ideología asesina mundial estará con nosotros a pesar de estos cambios.

La negación del Holocausto es una parte integral de esta ideología. Son dos las argumentaciones que se exponen: una, que el Holocausto es un mito. La otra, que Israel fue creada por occidente debido a sentimientos de culpa respecto del Holocausto y que los palestinos y todo el mundo musulmán fue creado para sufrir a causa de los pecados de los europeos. El hecho de que las dos argumentaciones se contradicen una a la otra no importa. De la enorme cantidad de declaraciones de este tenor, permítanme citar solo un par: el Dr. Rif’at Sayyed Ahmad, del diario al Liwaa al-Islam de El Cairo, una publicación del Partido Nacional Democrático que gobierna, escribió el 24 de junio de 2004, sobre “la mentira sobre la incineración de judíos en los hornos nazis. Cuando estos medios”, escribió, “fueron examinados científicamente, se probó que no era verdad.” En Irán, el Ayatollah Ali Meshkini, cabeza de la Asamblea de Expertos en Qom, dijo el 17 de diciembre de 2005, que “los sionistas… inventaron un reclamo falso. Dijeron que Hitler, los alemanes, los austríacos, quemaron a seis millones en los hornos crematorios…Intentaron convencer con mucha convicción al mundo que este tema, esta mentira, era verdad..No estoy seguro se la palabra holocausto viene del hebreo o del francés, pero significa quemar seres humanos en los crematorios.” El presidente iraní dijo, como todos sabemos, que el Holocausto era un mito, pero aún cuando fuera verdad, y él no cree que lo sea, por qué deben pagar los palestinos y los musulmanes por lo que pasó en Europa. Podemos decir que no solo los islámicos radicales creen que Israel es el resultado del Holocausto; otros, incluso muchos judíos, también lo creen. Pero es una falsedad demostrable. Antes de la 2° guerra mundial había una enorme presión para que millones de judíos entren en Palestina. Fueron asesinados lo que determine que la oportunidad de crear un Estado Judío se hiciera remota. Los sobrevivientes judíos, un cientos de miles, indudablemente fueron un factor central en la lucha por la independencia de los judíos en Palestina. Si la guerra hubiera continuado uno o dos años, no puede dudarse de que pocos judíos hubieran sobrevivido y en consecuencia la oportunidad del establecimiento de Israel habría sido nula. El Holocausto casi elimina las esperanzas de un Estado Judío. Los británicos se oponían al Estado Judío. También el presidente Truman y el Departamento de Estado. Pero la presión de los norteamericanos judíos y no judíos por igual causó el cambio de las políticas norteamericanas. El Holocausto no tuvo nada que ver con las políticas norteamericanos entonces. El establecimiento de Israel se motivó por factores completamente diferentes. La negación del Holocausto, en sus dos formas, se basa en consecuencia en declaraciones contra-fácticas. Es una parte de la ideología radical en el mundo musulmán que se opone a los musulmanes liberales y que amenaza no solo a los judíos sino a la civilización como tal.

La diferencia principal entre las tres ideologías totalitarias es que el islamismo radical es un movimiento difuso. Bin Laden es importante aún cuando no esté vivo o activo, y su segundo, el pediatra egipcio Ayman el-Zawahiri, aún más. Pero no es un dictador y el movimiento está descentralizado. Desde su punto de vista esto es mucho mejor porque cualquier radical, sea cual fuere su contexto étnico, encontrará una bienvenida cálida en células islámicas en cualquier punto del globo, en base el fanatismo religioso compartido. Hay diferencias dentro del movimiento por cierto: dentro de las sociedades mayoritarias sunnitas, el régimen islámico que gobierna Sudan tiene una composición diferente de los grupos de El-Qaida grupos en Iraq, aunque la ideología básica es la misma. Hay según sabemos una seria división entre las formas islámicas sunnita y shiita y también dentro del islamismo radical. Sunnitas y shiitas sostienen una batalla amarga y asesina en Iraq. El Shi’a radical iraní no es tan anti-nacionalista como la versión sunnitas, y el islamismo radical allí se combina con el plan para construir un imperio nacionalista. Irán busca el control del golfo pérsico contra los sunnitas mediante la combinación de medios políticos, económicos y militares como parte del objetivo islámico de gobernar el mundo, controlando las fuentes de energía de las que depende el resto del mundo. Pero cuando se trata de lo básico, las divergencias se superan como podemos ver por la recepción entusiasta de los líderes del Hamas sunnita en Teheran. El contacto directo entre Iran y Hezbollah es bien conocido. La mente maestra de Hezbollah, Imad Mughniyeh, trabajo desde el interior del Ministerio Iraní de Inteligencia y Seguridad y las unidades de al-Qods (o: Jerusalén) dentro del Servicio de Seguridad Iraní, el Pasdaran. Mughniyeh fue la persona responsable de la bomba de 1992 en Buenos Aires. En Beirut, el Consejo o Shura de Hezbollah, está formado por siete miembros y cuenta con la presencia regular de dos iraníes de Beirut y Damasco. Hamas, que es sunnita por supuesto, tenía un representante permanente en Irán en la persona de Osama Hamdan, que es ahora el representante de Hamas en Beirut y coordinador de la rivalidad del Hamas sunnita y el Hezbolla shiita. La rivalidad sunni-shiita es real y a menudo asesina. Pero cuando se trata de atacar a occidente, y especialmente a los judíos, lo pueden superar.

Una lucha exitosa contra el islamismo radical, aparentemente, solo puede ser conseguida con una alianza con los musulmanes anti-radicales porque son los blancos inmediatos de los islámicos radicales; son vistos como herejes que deben ser eliminados. Se sugiere un acercamiento cuádruple: uno, la propaganda masiva no contra el Islam sino contra el islamismo radical junto a musulmanes moderados, que los hay por millones; segundo, medidas socio-económicas dirigidas hacia los musulmanes comunes que no sean administradas por los regímenes actuales corruptos y autoritarios en casi todos los países musulmanes; tercero, alianzas políticas con fuerzas musulmanas y no musulmanas en todo el mundo dirigidas explícitamente contra los movimientos islámicos radicales; cuatro, el uso de la fuerza siempre que sean identificados los objetivos pero solo como última alternativa a ser evitada siempre y donde fuera posible. Usualmente, aunque no siempre, el uso de la fuerza es contraproducente.

Muchos europeos y otros creen que si no cooperan con los que se oponen al islamismo radical evitarán ser atacados. Es el mismo error trágico que similares personas bien pensantes hicieron frente a los nazis y a los comunistas en su tiempo: hoy todos somos los objetivos; y si los radicales triunfan al vencer a alguno de nosotros, seguirán con otro. Estamos todos en el mismo barco. Deberíamos forjar un frente unido contra este peligro existencial, genocida y universal porque señalan como blanco primero a los judíos y a los norteamericanos, pero luego seguirán todos los demás.

Traducción: Diana Wang

Versión en castellano de la conferencia pronunciada por el profesor Yehuda Bauer en Jerusalén 2007, durante el encuentro de sobrevivientes realizado el pasado noviembre. Su mirada académica, de historiador e investigados además de sobreviviente de la Shoá, lejos de los extremismos habituales, ilustra acerca de este fenómeno que no siempre conocemos y reconocemos adecuadamente. Nos permite ver la conexión entre la Shoá y el peligro actual.
Original en inglés acá

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