jueves, abril 24, 2008

Marcha por la Vida 2008

Los varios centenares de jóvenes –y algunos adultos- están en Polonia, caminando los suelos que alguna vez nos albergaron, pisando los restos de sangre que aún laten y abonándolos con la luz de la memoria y la fuerza de la determinación de vivir.

Tuvimos ocho actividades diferentes para que todos los que iban pudieran tener la oportunidad de conocer a sobrevivientes y aprender de sus experiencias.

· 25 de marzo. ORT sede Montañeses. Grupo 1: sobrevivientes: Judith Horvat, Kati Kertesz, hijos: Zully Peusner, Aida Ender

· 25 de marzo. ORT sede Montañeses. Grupo 2: sobrevivientes: Lea Novera, Dina Ovsejevich, hijos: Zully Peusner, Aida Ender

· 27 de marzo. Escuela Tarbut. Sobrevivientes: León y Hanka Grzmot, hijos: Aida Ender

· 28 de marzo. ORT sede Yatay. Sobreviviente: Zosia Klawir, hijos: Aida Ender, Zully Peusner

· 1 de abril. Escuela Martin Buber. Sobreviviente: Aaron Balbarisky, hijos: Aida Ender, Ana Balbarisky

· 2 de abril. Sociedad Hebraica Argentina. Sobrevivientes: Irene Dab, Judith Horvath, hijos Aida Ender, Zully Peusner y Susy Luterstein

· 22 de abril Despedida de marchistas Sociedad Hebraica Argentina Palabras de despedida en nombre de Generaciones de la Shoá: Aida Ender. Con Susy Luterstein

· 24 de abril: Acto de Despedida de Marchistas en ORT Montañeses. Despidieron: Lea Novera, Katy Kertesz, Helene Gutkowsky, Aida Ender Diana Wang,

Les llevamos no solo nuestro testimonio sino que iba en él la documentación encarnada de lo que iban a encontrar en su trayectoria polaca. Nos ocupamos enfáticamente en que las imágenes de victimización que recibirán en los escenarios del horror se complementen con aquellas otras en las que nuestra dignidad se levantó por sobre los intentos de deshumanización y destrucción física, espiritual y cultural. Hablamos sobre las resistencias, las resistencias de todo tipo no solo la resistencia armada. Hablamos sobre todo lo que los judíos hemos hecho para seguir vivos, humanos y judíos.

Participaron los sobrevivientes Irene Dab, Judith Horvat, Lea Novera, Dina Ovsejevich, Katy Kertesz, León y Hanka Grzmot, Zosia Klawir, Aaron Balbarisky y Helene Gutkowsky y los hijos de sobrevivientes Zully Peusner, Aida Ender, Susy Luterstein Ana Balbarisky y Diana Wang.

En tres actividades en ORT, un en Tarbut, otra en Buber y en Hebraica, llevamos nuestras reflexiones y testimonios que fueron seguidos por un diálogo de preguntas y respuestas, de comentarios e impresiones de los asistentes. Entregamos a los marchistas un cuestionario elaborado entre Generaciones de la Shoá y Sherit Hapleitá con el fin de que buscaran por sí mismos la información mínima necesaria para la experiencia que estaban por realizar, cuestionario que será una guía para un encuentro posterior al regreso para ver qué, cuánto y cómo se modificarían sus respuestas. Por último, fuimos invitados a las despedidas de los marchistas de Hebraica y de ORT. En el primero, los asistentes fueron el contingente de adultos junto al de jóvenes marchistas, un encuentro cálido y esclarecedor. En el segundo, un acto importante y formal con la presencia de todas sus autoridades, que congregó a la gran delegación junto a muchos de sus padres, los sobrevivientes tuvieron un lugar de preeminencia, fueron los homenajeados centrales y los encargados de premiar a los marchistas con la entrega de algunos objetos que llevarían a su viaje.

Texto escrito y leído en el acto de despedida por, Daniel Zelkowicz, marchista:
El otro día mi abuelo me decía en su idish, ¿vos ostu farloirn in Poiln? ¿Qué perdiste en Polonia? A partir de ahí, empecé a pensar más concretamente en los motivos por los que viajo, a generarme preguntas, a dejar algunas sin respuesta.
Entre los primeros motivos que encontré está la transmisión. Somos la última generación que tiene la posibilidad de escuchar las historias de esa época directamente de boca de los que participaron en ella, por lo que a partir de ahora la transmisión se vuelve el doble de difícil. Y para mi es una responsabilidad buscar nuevas alternativas para que la cadena siga y no se diluya la memoria. Sigo pensando en más razones, no todas se me vienen a la cabeza de la nada, pero encuentro otras.
El volver desde la vida al lugar donde se intentó matarme y se mató parte de mi familia. La necesidad de abarcar un poco más los mundos individuales por sobre los números y estadísticas que todos conocemos y que tanto leímos.
Pero el viaje por suerte, no es solo a Polonia. El viaje también es ir de la desolación a la creación y esto creo que es lo que hace que la experiencia se complete. Porque Israel es la otra cara de la moneda, fue la respuesta que supo dar la historia a tanto dolor. Una respuesta que no sana las heridas pero que fue y es una inyección de confianza y seguridad para todos. Ya está, ya son suficientes. Ya puedo escribirlos.
Y es justo ahí cuando me doy cuenta que me falta quizás el por qué más fuerte, el más esencial. Esa última razón que nada tiene que ver con la razón en sí, sino que son esas ganas viscerales de aprender, comprender, conocer y ser que no solo sentimos, sino que tenemos la chance de alimentar. Aprovechemos esa oportunidad todos. Y juntos. Muchas Gracias.

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