domingo, julio 10, 2005

Observaciones necesarias

Por Rolando Drut

Precisamos re-significar determinados conceptos, en cuanto al sentido que estamos dando a los testimonios y al trabajo que se realiza para la mejor comprensión de la Shoáh y su difusión entre el público en general. Será necesario abrir un abanico de posibilidades para no estancarnos en la repetición monocorde y empezar a re-pensar algunas maneras más apropiadas y diferentes, tendiendo a una mayor y más moderna comprensión del máximo genocidio perpetrado por un país moderno.
Es necesario encontrar una nueva metodología y extender conceptos a un público ávido de explicación de un tema que a muchos, sobre todos, jóvenes les parece tan lejano en el tiempo y sin embargo está francamente muy próximo y a la vista de todos. Los ramalazos siguen vivos, las cenizas no se han extinguido del todo. La comprensión recién se está extendiendo y no es fácil realizarlas cuando la misma sociedad no se ha compenetrado en el verdadero sentido que tiene para la propia vida de nuestra humanidad toda. Nada es extraño: Cuando Martín Buber habla de: crisis, quiere decir: ruptura. Y evidentemente nuestras sociedades están asistiendo a una profunda crisis y por ende una ruptura en cuanto a su cultura, a la occidental en la cual estamos inmersos.
La enseñanza de la Shoáh en las escuelas es determinante, y debería ser la matriz, en una construcción pedagógica actual. Nadie bien nacido lo puede negar. Intentar modificar y actualizar curriculas, también lo es. Estar presentes en todos los estamentos de la civilidad no es nada despreciable, pero todo ello es hartamente insuficiente, sobre todo a la luz de los acontecimientos que se van dando en el mundo, Nada alcanza en la difusión del mensaje. Testimoniar es insustituible (no hay duda al respecto), y está bien que así sea, entroncado en el factor primordial de la comprensión. El relato de primera mano es insustituible. Y, hoy día, cuando los avances de las derechas son tan fuertes en todos los campos intelectuales de la sociedad, es el momento de cambiar, el momento de intentar una polémica renovadora entre los hombres y mujeres, que están embarcados en este trabajo sereno, pero implacable. No lo podemos permitir y para ello es la incesante preocupación en reinventar y profundizar las explicaciones y los preceptos básicos de conciencias ciudadanas. Lo realizado es denodadamente increíble en esfuerzo, pero tengamos bien presentes y seamos lúcidos que ello no alcanza, no es suficiente (reitero una vez más) y deberemos encontrar mecanismos, ideas nuevas como aportes sustanciales. De nosotros depende. De la fortaleza en nuestras convicciones, no dudamos nunca. Bueno, ¿Entonces?
¿Alcanza nuestra prédica de siempre? ¿Qué impedirá que no vuelva a suceder?
Para ello es imperioso re-pensar algunos aspectos, que han permitido que ocurriese, una vez y entender algunos conceptos que se siguen arrastrando desde este pasado tan reciente, vivo, y siempre presente. En primer lugar, no le tengamos miedo a las palabras, el lenguaje a emplear es importante y en algunas oportunidades, tememos utilizar las palabras y los conceptos exactos. Por ejemplo, el sistema en el cual se perpetró la Shoáh, fue en el sistema capitalista, el mismo, en el cual estamos viviendo ahora. Entendamos de una buena vez que: “Nuestra historia reciente, debe constituir un cuestionamiento permanente en nuestra civilización y en el mundo que vivimos, el mismo que fue capaz de generar el horror”(Prof. Enzo Traverso, - prof. de Ciencias Políticas de Amiens, Francia).
Retomemos un poco los conceptos: No es el “modelo liberal”, el “neoliberal”, o el que fuere. Puede denominarse de muchas maneras, enmascararse de distintas formas y ropajes. No es el modelo adoptado, circunstancial a veces, que puede mostrar nuevas facetas, más o menos agradables. Sí es el sistema, el que produce exclusión, pobreza, hambre, enfermedad y todas las demás linduras que conocemos en nuestro diario vivir. Entonces, repitámoslo: es el sistema el que está en crisis, y tengamos bien presente que este, es el mismo que prohijó el nazismo alemán y no otra cosa. ”Alemania hizo que conjugara antisemitismo, mas imperialismo, con la más perniciosa potencialidad”. (Dr. E. Rafecas, prof. de la U de P, citado, en Nuestra Memoria n*23). ¿Está clarito?
La democracia, es esta que tenemos. No nos cansaremos de repetir que fue en la democracia de Weimar donde se permitió alumbrar el nazismo. Fue en esta crisis donde se produce la cisura de la cultura Europea y de Occidente. La democracia permite la defensa de la diversidad cultural y es con ella de la mano que debemos dar los pasos. El concepto del Derecho es inherente a ella. No hay otra cosa; lo otro es el vacío, y pese a las serias imperfecciones de la misma es de extrema utilidad para encontrar los caminos de expresión, para que a ninguna mente febril se le ocurra volver al pasado. Seamos cuidadosos y precavidos, la derecha siempre estará al asecho, la reacción siempre estará presta a tomar cualquier atisbo de debilidad de la democracia para tratar de imponer sistemas totalitarios, más afines a defender sus intereses. Hay que estar precavido, atento, nada más y luchar por la democracia.
La historia nunca se repite, siempre es diferente. La Shoáh, como expresión máxima de genocidio, puede volver a reformularse, naturalmente, no de la misma manera. No lo sabemos. No es posible pensar cual puede ser la matriz significante de un nuevo hecho. No somos adivinos. Si podemos establecer que nuevos genocidios pueden estar aun en el horizonte y en un horizonte no tan lejano y de muchas formas y expresiones. El mismo siglo XX, el cual acabamos hace muy poco de desembarazarnos, es pletórico de datos y concreciones, empezando por el de 1915 (genocidio de los Armenios perpetrados por los Turcos, ampliamente conocido y NO reconocido todavía por estos últimos, lo que le confiere ser todavía más ominoso aún).
El ser humano no puede menos que estar precavido y sumamente atento a las diversas manifestaciones y actitudes que se producen a diario en nuestro planeta, por grupos identificados como democráticos, (sin hablar de los otros). ¿Quién, en este nuevo siglo, se atreve frontalmente embanderarse contra la democracia? ¿Pero, que entienden algunos sectores, por democracia? Todos, o casi todos afirmamos que sostenemos la democracia, ¿No es así? en fin...
Estos “otros” que se erigen en defensores de la democracia, la usan para sus particulares fines y están consustiansados con ideologías bien de derecha, bien extremistas que albergan y dan cabida a concepciones nazis encubiertas y a veces no tan encubiertas. Repito insistentemente e inclusive con el temor de resultar excesivamente aburrido. Que no nos asusten las palabras duras y los compromisos políticos: ¡es un imperativo!. No somos personas, anodinas y sin ideas concretas. Y sí consecuentes con construcciones filosóficas alertadoras, pero carente de temores, pero teniendo presente, que es en un mundo diferente y libre de extremismos execrables, en el cual deseamos vivir y al que aspiramos dejar, un poquito mejorado, para las próximas generaciones.
El hombre debe, indefectiblemente hacer valer sus derechos a la vida, a la vida digna, sobre todo en estos momentos. Ejercer derechos, ser visibles a los otros en la democracia e entroncar estas premisas, con la lucha por la paz, la paz posible y real, sin la cual nada vale la pena.
El hombre no puede volver al pasado; El pasado es demasiado doloroso, miserable e inclusive inaudito. El hombre debe bregar por un mundo diferente, por darse un sistema “moral” distinto, que le permita volver a crear, pero a crear para la vida. Ya no tiene cabida la simple enunciación, la simple declamación: La educación debe ayudar a construir, a transformar, a ser una constante movilizadora de conciencias, pero con reformulaciones claras, no estancadas en remanidos conceptos y presuntas certezas que de ciertas no tienen nada. Establezcamos nuevas maneras de convivencia en la sociedad moderna. No, a la exclusión, no al hambre, si al trabajo natural, donde cada familia pueda mandar a sus hijos a la escuela.
La educación carece de todo sentido, si una sustancial parte de la población no está en la escuela. ¿De qué sirve educar y todo lo que podamos decir al respecto, si el educando está “ausente” del aula? Re-pensemos un poco: Es tiempo todavía, siempre es tiempo, pero tengamos claro que este “ausente” de hoy, será mañana, si no es educado, lastimosamente irrecuperable para la sociedad. Estos “ausentes”, posiblemente son los convocados a engrosar filas de vaya saber que tipos de proyectos, para retrotraernos a épocas nefastas y harto conocidas.
El hombre, reitero, entendiendo por este, al ser social, debe indefectiblemente participar, ser el sujeto y centro de la educación, en un medio posible. No es novedoso el concepto pero sí, perentorio.
Entendamos de una buena vez, que la contradicción fundamental del siglo XX, no estuvo encuadrada en; “democracia y totalitarismo, sino la que se estableció entre la vida y la muerte. Y la muerte a resultado victoriosa”. (José Pablo Feimann, Escritos imprudentes II, pag. 363).
Seguramente hay otra y muy dispares opciones, mejor elaboradas que estas, con encuadre pedagógico más claros y definidos (no es el propósito de esta nota), pero buceemos en algunas explicaciones que insertamos como un posible aporte. Recordemos, que lo perfecto está siempre alejado de lo bueno, entonces, hagamos, por ahora lo posible.
Roland Drut 6/2005



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3 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

Querido Rolando:
Tu propuesta es correcta y ensambla totalmente con los objetivos por los cuales estamos trabajando, pero encuentro desacertada tu insistencia en "LA DERECHA",así, en forma generalizada,relacionada siempre con el "capitalismo", como la única responsable de los males que aquejan al mundo.Tampoco estoy de acuerdo con la cita de José Feimann, en cuanto que la muerte hasta ahora ha resultado la victoriosa. Por ahora estamos del lado de los que luchan por la vida y el bienestar del hombre en general Cuesta vidas y destrución, pero me parece que la vida siempre se impone. Tampoco es nuestra misión la lucha contra el hambre y la exclusión, no somos políticos, solamente tenemos la intención de mejorar las relaciones humanas, con la firme convicción de evitar posibles persecuciones xenofóbicas futuras.
Sería interesante algún día organizar un debate entre nosotros.Sería uno de los posibles temas.
Ahora estamos abocados a encaminar nuestra agenda de trabajo. Dina

2:36 p. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

querido Roland,
muy atinadas e interesantes tus observaciones respecto de la educación y de la necesidad de encontrar formas aggionadas de llegar a los jóvenes. Son planteos coincidentes con lo que sentimos que es nuestra misión. Permitime tan solo un comentario sobre algo en lo que no coincido. No creo que el culpable del estado de cosas en nuestra humanidad alicaída sea el sistema capitalista. Creo, junto con Zygmunt Bauman, que el mundo occidental -incluyendo las economías capitalistas, pero también a las otras- produjo la Shoá, la sustentó, la alimentó, y la prohijó. Creo que seguimos viviendo en el mismo mundo con riesgos incrementados. Serán otros tal vez los pueblos hacia quienes se dirija el siguiente asesinato masivo, pero las estrategias, ideologías y prácticas van siendo "mejoradas" a cada paso y cada experiencia sirve para la que sigue. Recomiendo enfáticamente la lectura de "El Holocausto y la modernidad" del mencionado sociólogo Zygmunt Bauman y "Frente al límite" de Zvetan Todorov. El mundo occidental, la modernidad -el capitalismo forma parte de ello como también los totalitarismos, fundamentalismos y las dictaduras- han generado junto a la shoá las limpiezas étnicas, los gulags, las depuraciones, las injusticias y arbitrariedades más flagrantes, en un contexto de retóricas libertarias hipócritas (siempre es para los pobres, para los débiles, para el "pueblo") unidas a políticas de estado de exterminio. Y seguimos igual.
Tengo ganas de hacer un blog para que publiquemos nuestros escritos y los podamos responder allí mismo. Me parece un intercambio muy interesante y multiplicador.

2:39 p. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Querido Roland, coincido en que la repetición hace un desgaste de lo que queremos transmitir, lo dijo en la Transparencia del Mal, Baudrillard.
Todas la ideologias, sistemas politicos y fronteras erigidas en la historia tomaron a los diferentes como enemigos, de manera aleatoria,para instituir un espacio de exclusión y pensaron en su destrucción como salvaguarda de quien sabe que. ¿seria una forma de negar la propia finitud?
O como lo tomas en la cita final, los modos en que se clasifican los limites de la vida y la muerte en cada tiempo.
Claro que llevar las cosas a un nivel de generalización tal, diluye las diferencias fundamentales en cada exterminio.
Acaso sea este nuestro desafio.
Lita

2:05 p. m.  

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