viernes, julio 29, 2005

La palabra, por Rolando Drut

Sobre la Caída y la Secretaria...

La palabra, la verdadera palabra, fue realmente liberada hacia los años´90. Fue por aquella época, cuando los testimonios llegan a tener mayoría de edad y empiezan a ser escuchados.
Pensemos que, recién en el año 1995, el presidente Jacques Chirac, finalmente reconoció oficialmente la responsabilidad del Estado Francés, (y del gobierno de Vichy) en la persecución de los judíos, durante la segunda guerra del siglo pasado (le Monde 22/4/2005).
Entonces, hoy en día, para muchos, judío y no judíos es todavía difícil oír, prestar el oído y sobre todo comprender. Muchos todavía piensan que aquello, tan viejo, tan lejos, pasó y pasó hace tanto. Y que ya no vale francamente prestarle atención, y si subirse al trampolín de esta nueva vida, plena de placeres tinellizados.
Muchos otros piensan, supongo, que todo aquél infierno, y recalco “aquél”, es excesivamente tenebroso, fuerte de escuchar, tan cerca de mi impoluta orejita. Entonces mejor deciden no oír, no escuchar, menos ver, por que puede lastimar y mejor no lastimarse, ni siquiera para pensar. Ocurre que nada vale la pena, simplemente mi hedonismo y mi disfrute.
Muchos otros, y hay demasiados “muchos otros” que no se han percatado, que “este” es el momento y no otro, porque el otro no pudo ser, y este es el que es. ¿Se entiende?.
Este es el momento, el tiempo del recupero de la identidad, pretendidamente borrada, difuminada.
Y están, también, los que no han percibido que la Shoah, el Holocausto, está cada día más vigente, más palpable, más visible, en la sociedad. Y si bien no es la nueva religión laica como pregonan algunos, es sí, una fuerte tendencia a la reinserción de esta historia. Reflexionar que no pertenece, solamente al judío sino a toda la sociedad en general. Películas como “La caída” o “La secretaria... no son fáciles de digerir, pero son necesarias, en el contexto de persistir que es preciso estar alerta, que ahí nomás está el horror, sí, ahí nomás y todo estas películas ayudan, para que la sociedad entienda de una buena vez, lo demoníaco que pasó con muchos seres. El atentado a la AMIA, como el ataque a la Embajada de Israel, está tan cerca desgraciadamente y tan vivo.
Hay personas, que eventualmente nunca comprenderán, que jamás descubrirán esa sensibilidad de encolumnarse detrás de la bondad, de la solidaridad. La empatía es este imperativo categórico esencial y necesario, más que ningún otro, hoy en día. Días de peligros estos.
El mundo tiene mucho que aprender, quizás no pueda y sea demasiado para él.
Caín habría matado a su hermano Abel, (Génesis 4:8), y Jehová le dijo: ¿Qué has hecho? Y Abel respondió: ¿Acaso soy el guardián de mi hermano? Naturalmente no somos el guardián de nuestros hermanos. Tamaña tarea no nos compete. Pero si podamos alertar. Estamos en esto.
Asombra descubrir hasta que punto los alemanes no aprendieron nada en los años de posguerra. Ellos dijeron: ”Somos una democracia y no habrá más nazismo entre nosotros”. Esas palabras fueron más excusas que lecciones aprendidas. Me apena y me estremece que el, antisemitismo y el racismo aún sean relevantes. (Oliver Hitschbiguel, director de “La caída”).
Muchos otros, tampoco aprendieron.