viernes, septiembre 16, 2005

INTENTOS DE COMPRENSIÓN, por Rolando Drut

Cuando intentamos remontarnos a Marx, advertimos que las tesis formuladas como “certezas” y principios sustanciales, en cuanto: que la supresión del Capitalismo estaba establecido como la finalización de la explotación del hombre por el hombre, el fin de las luchas de clases y por ende con el triunfo del socialismo, se terminarían los problemas sobre la faz de la tierra. ¿Era una utopía más?
La idea motora que nos lleva en dirección a una explicación de la situación planteada, es intentar re-pensar la historia, bajo el signo o la óptica de los sucesos acaecidos durante el siglo XX. Es decir, verificar si las catástrofes, y los genocidios del siglo en cuestión, se hallan íntimamente ligados a la cultura de Occidente o es un epifenómeno, otra categoría, e inclusive si está determinado como una cisura en dicha Cultura. Establecer si esta Cultura, ha brindado las posibilidades de formalizar una construcción específica y emergente, es necesario verificar. Deben existir las respuestas al imaginario colectivo que esta sumergido en las no respuestas o en la no-comprensión de lo fáctico. Procurar una precisa valoración y clarificación de lo sucedido es una demanda prudente, y necesaria hoy. No es posible seguir en los no: ¡No hay explicación! ¡No hay respuestas! ¡No hay motivos! Sostenemos que hay que exhumar muchas preguntas todavía. Es concretamente sobre la Shoáh, el tema específico que precisamos instalar, volver a re-pensar. ¿Tendrá que ver con Marx?
Constatamos que los escritores materialistas, nos han aportados visiones sumamente atractivas sobre la difusión del devenir histórico, y nos han permitido inferir que el desarrollo de la humanidad, se planteaba como una concatenación de sucesos diversos, con leyes que podían verificarse a lo largo de las distintas épocas. Con ello determinaron que las leyes de la historia se manifestaban en análisis adscriptos exclusivamente a factores de desarrollo económico y los espacios sociales se configuraban a partir de ellos.
Con el correr del tiempo fue dable establecer que tales leyes, estaban perfectamente establecidos en un imaginario colectivo. Y que en un momento se quiebra y ello se verifica específicamente a partir de la Shoáh y las catástrofes posteriores ocurridas a lo largo de la historia reciente. No es nuestro propósito detallarlos acá, pero en cualquier libro se pueden comprobar, con relativa facilidad. Los acontecimientos ocurridos a lo largo del siglo XX, si bien algunos, presuntamente, pudieron haber sido previsibles, no son fehacientemente, adscriptos a situaciones forzosamente inscriptas en un momento específico de la historia. Otros y variados son las condicionantes pertenecientes a los mismos que se fueron manifestando, durante los años en cuestión.
No es simplemente el desarrollo de las fuerzas productivas (como las planteara el materialismo histórico) las que nos indicarían como un determinismo ciego y casi apriorístico de situaciones sociales naturales. Seguramente van a ser visibles, poco a poco y con dificultades, nuevas preguntas, a encontrar o por lo menos para ayudar a la investigación de nuevas respuestas. No hay otra manera para seguir vivo. Veamos esta cita de W. Adorno cuando dice que “Auschwitz, es el fruto, el hijo legítimo, la realización espectacular del pensamiento Alemán, que en dominio filosófico se confunde con el pensamiento Occidental (Kant, Hegel, Nietzche, Heideger)”. Sepamos discernir en toda su dimensión, que si bien engloba a Occidente, manifiesta claramente la responsabilidad de Alemania en el nacimiento del planteo y jamás lo niega. Por ello inferimos que establecer de donde proviene y en que lugar de Europa se concreta, se manifiesta la explosión (espectacular como dice Adorno), es en la misma Alemania y no en cualquier lugar de Occidente. Esto debería estar clarito. Si bien Occidente engloba a toda la cultura Europea, donde se da la cisura, la eclosión, la ruptura esta rotundamente explicado por el Maestro de Francfort. Concretamente lo que intentamos describir, que aquí hay algo nuevo (desgraciadamente) que se ha dado y que configura otra construcción, otra historia, a partir de esta historia. Es otra entidad y esto es lo que debemos re-ubicar como significado. Es Enzo Traverso en “La singularidad de Auschwitz”(1997) quien plantea una vez más y como mucho pensadores modernos < lo incomprensible y lo inexplicable de Auschwitz>. En la medida que el imaginario intelectual no prodigue avances sustanciales en este sentido, todas las comparaciones tendrán intrincados callejones e inclusive como muchos, sin salidas coherentes. Se ha formado alrededor de estos planteos una terrible coraza que obstruye el ahondar y, no permite avanzar a muchos pensadores, que han dado muestras que es posible intentar desmenuzar las motivaciones de tales atrocidades perpetradas en Europa por la Nación Alemana. La civilización de Occidente a sufrido un corte, y entiendo perfectamente las dificultades en comprender su más amplio significado. Y sobre todo cuando se lo quiere enmarcar en esta misma Cultura y no verificar los quiebres o los rompimientos históricos manifestado oportunamente. Retomando la frase con la cual iniciamos este trabajo, es interesante la conclusión de Enzo Traverso cuando dice que, “Auschwitz, ha barrido definitivamente la concepción del socialismo, como una respuesta natural e ineluctable de la historia” y continua: “ Auschwitz, no tiene explicación, no tiene racionalidad conceptual como lógica para expresar el devenir histórico planteado por el marxismo” pero lo más interesante como construcción y perspectiva de cognición es la frase siguiente: “Auschtwitz debe ser planteado como un interrogante permanente de nuestra civilización, en el mundo que vivimos”. Es claro el planteamiento y también de qué manera debemos confeccionar preguntas novedosas, ya que mucho de lo revelado hasta la fecha no ha constituido sino aportes, aproximaciones generales y que se dan contra paredes oscuras del tiempo, al no reconsiderarse en toda su dimensión histórica, para de una buena vez definir las causas y naturalmente encontrar taxativamente respuestas para que nuestra humanidad termine, concluya, no repitiendo genocidios de este u otro tenor en algún lugar de la tierra, tomando como chivo expiatorio un pueblo, una región, en fin un semejante, un ser humano igual a otro que naturalmente es tomado como diferente. El mundo a resignado demasiados avatares, convulsiones, que nos han llevado a dudar de algunos planteos que fueron lanzados como ciertos y verdaderos desde sectores, que hoy día han hecho poco creíbles las formulaciones del devenir histórico.
Es cuando acudimos a Austchwitz, como situación puntual, donde se verifica en su más vasto dolor humano, que las presuntas y aceptadas “verdades”, deben ser replanteadas para disponer y tratar de entender y, repetimos otra vez, “lo incomprensible”. No es un planteo novedoso insistir en que: Vivir sin respuestas produce una poderosa angustia, pero continuar viviendo, sin hacerse las preguntas correctas, puede llegar a matar la conciencia del hombre. Son necesarias las respuestas y sobre todo cuando satisfacen a media. Es imprescindible continuar en la exploración de las mismas para poder seguir viviendo. Reiteramos, no podemos, el hombre no puede vivir sin respuestas. “La Shoah ha sido una bisagra definitiva en nuestro mundo”, planteaba Diana Wang en su mensaje “De cara al futuro”. Es precisa la sentencia, pero es necesario ampliarla. Con la Shoah se ha terminado la Civilización Occidental y aparecen aspectos totalmente novedosos y específicos que configuran el nacimiento de otro organismo social que todavía no hemos podido darle un nombre propio, pero es otra cosa. No es la continuación de lo que se venía dando.
Según afirmaciones esclarecedoras de Agamben Giorgio en “Lo que queda de Auschwitz”. Las circunstancias históricas (material, técnicas, burocráticas, jurídicas) se consideran suficientemente aclaratorias, pero el aspecto ético y político del exterminio, es decir la comprensión humana, es lo que queda por develar. Es por ello que esta falta de interpretación no lleva a intentar pensar que hemos desembocado en un sistema nuevo donde todo lo anterior murió, cuando se encendió la primera cámara de gas.

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